De pronto, recuerdas un nombre. Walden. Es una librería de la que te han hablado mucho, la lleva un tipo muy carismático llamado Daniel, un lugar plenamente curioso. Decides acercarte y dedicarte una tarde a ti mismo, buscando un buen libro. Media hora después llegas a la calle Paulino Caballero y ahí encuentras ese refugio de madera de nogal. “Walden” dicen las letras que adornan su fachada. Entremos.
El lugar te cautiva desde un primer momento. Las estanterías llenas de libros, el sonido de las hojas, los murmullos de otros aficionados a la lectura que también han decidido dedicar su tarde a la literatura, el olor a café recién hecho… Te acercas a la sección de poesía. O a la de ensayo, o a la de política, o a la de novedades. A la que más te guste.
Tus dedos resbalan entre las posibilidades literarias que cientos de mentes han ideado para ti. De pronto lo encuentras. El libro. Con una portada granate y un dibujo sugerente. No lo conocías, pero decides darle una oportunidad. Comienzas a ojearlo, mientras pides una magdalena y un café con leche. Por fuera, sigue lloviendo, pero adentro todo es calor, tinta, papel y loza.
Una hora después sales de la tienda con más ejemplares de los que pensabas adquirir. Suele pasar, piensas. Sigue lloviendo, pero no te apetece volver a casa, en absoluto. De pronto, recuerdas que tu mejor amiga llega la semana que viene a la ciudad para pasar su cumpleaños. Y tú que ni te acordabas. Es hora de buscar un buen regalo, se lo merece.
Tus pasos te llevan al centro social y cultural de Pamplona, la icónica Plaza del Castillo. Muy cerca del característico Café Iruña que tanto visitó Ernest Hemingway y pegada al restaurante La Tagliatella te topas con la Objetería “Los días felices”. Su escaparate te seduce en pocos segundos, y decides darle una oportunidad.
Aunque quizá no te habías fijado en ese lugar, pronto decides volver a menudo. Y es que encuentras un gran número de obsequios originales: tazas, libros, cómics, novelas gráficas, láminas con poesías y dibujos manuales… La tienda está, asimismo, interesantemente decorada. Decides volver tan pronto como te sea posible.
Son las seis de la tarde en Pamplona y la lluvia choca contra las ventanas de tu habitación, mientras en Spotify suenan los acordes de tu grupo favorito. Se trata de una tarde más en la que no tienes nada que hacer, sobre todo desde que tus amigos comenzaron sus estudios universitarios fuera de la ciudad.
Al salir, te encuentras con un antiguo compañero del colegio. Una conversación animosa os lleva hasta el Ayuntamiento, en cuya esquina se encuentra la maravillosa cafetería literaria “Al norte del sur”, cuyos famosos brownies son ya un clásico. Te pones al día con tu amigo, mientras charláis, reís, coméis y bebéis. Él decide comprar un libro sobre su autora favorita, un ejemplar difícil de conseguir y que ha encontrado allí. Y al salir, os despedís con la promesa de veros pronto.
Ya es tarde, es hora de volver a casa. Ha sido una magnífica tarde, y vuelves a casa con la satisfacción de haber hecho algo diferente.